A la hora de dirigir un grupo de personas en una
empresa u organización, es importante identificar el estilo de dirección que se
va a aplicar, en función del tipo de trabajo y de la capacidad de los
colaboradores.
Dicho estilo de dirección contribuirá en gran
medida a la consecución de los objetivos y al clima laboral de la empresa.
Podemos diferenciar los siguientes estilos de
dirección:
1 Estilo
Autocrático:
El jefe impone las normas y sus criterios, sin
consultar con sus subordinados. Es el jefe quien diseña, planifica y asigna el
trabajo. El grado de autoridad es muy elevado y suele generar ambientes de
trabajo tensos.
2 Estilo
Paternalista:
Establece una actitud protectora con los
subordinados, interesándose por sus problemas.
No obstante, es el jefe el que toma las decisiones
y ejerce la máxima autoridad.
3 Estilo
Laissez faire:
El jefe no interviene en las decisiones, no motiva,
no da instrucciones de trabajo, deja libertad de actuación a los empleados, los
cuales realizan libremente su trabajo, tomando sus propias decisiones.
Este tipo de dirección conduce a un desconcierto
generalizado, al no estar definidas las pautas de trabajo.
4 Estilo
Democrático:
El directivo mantiene un equilibrio entre autoridad
(dando orientaciones y marcando pautas) y la libertad de los empleados, que
participan en la toma de decisiones.
Contribuye a crear un clima agradable de trabajo,
aunque no siempre es eficiente.
5 Estilo
Burocrático:
La organización establece una estructura
jerárquica, con normas, pautas de actuación rígidas, de manera que todo se debe
desarrollar conforme a las mismas.
Estilo
Institucional:
El directivo se adapta a la situación de trabajo.
Es un buen comunicador, tolerante, con confianza en sus colaboradores que
procura fomentar la participación y sabe recompensar el trabajo realizado.
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